Un
lamecazuelas,
Densidad,
desdibuja
las calles,
la
ciudad,
el
horizonte enhiesto de chopo circular,
la
brava torvisquera,
el
muro,
el pie
de la escalera,
el
viento, el mar.
Y al
terminarlo todo
borra
la primavera,
el
recuerdo,
la
voracidad,
y
cuando el humo de las cacharrerías
difumina
su capacidad,
urgido
por la noche,
solo se sienta a meditar.
¡Ves tú, esos académicos la que lían! Ahora no sé si es que se sienta nada más que a meditar o es que se sienta sin nadie a meditar. Grrr
ResponderEliminarUrgido por la noche (¡qué gran verso!) te mando mi cariñoso recuerdo y mi afectuoso saludo, Primitivo, amigo.
La meditación requiere soledad, amigo Miguel, y tú te mereces todo mi agradecimiento por ocuparte de los lamecazuelass y de mí.
ResponderEliminarGracias por tu amistad y por averiguar que existo, un abrazo bien grande y gracias por existir y por ser como eres.
Tu amigo Primitivo.