… En estas saltó Tomás: “os voy a
desvelar un secreto histórico, aún sabiendo que no se lo van a creer: Miguel de
Cervantes estuvo durante años recortando letras de un montón de libros de
caballería y puso tal empeño que llegó a perder la movilidad de su brazo
izquierdo. Cuando tuvo diez baúles de letras llenos, subió con ellos a la torre
de la iglesia y los vació un día en el que el viento estaba calmado. Las letras
al caer fueron bailando, cruzándose, entremezclándose, planeando
caprichosamente sobre la liviana resistencia de su peso, hasta posarse mansamente
sobre el suelo. Cuando Cervantes bajó de la torre comprobó que habían caído en
un orden concreto, formando palabras, frases, capítulos…El los leyó con
voracidad de alucinado y se limitó a recoger todas las letras en el orden en el
que habían caído sobre la cantería de la plaza, las pegó pacientemente en una
base estable y… ¡Eureka! Así apareció el primer “recortaescrito” de una
historia alocada, a la que Cervantes puso por título “El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha”, que esa fue su única aportación...” Un señor de triste
figura, a lomos de un caballo alazán, que recorría las calles de Badajoz
próximas a la Alcazaba me preguntó que si yo me creía tal historia, a lo cual le respondí con un simple: a veces
no, a veces sí. Y se marchó pensativo por lo que entrañaba la respuesta de
indeterminación, ya que, en ella cabía
más de una interpretación. Concretamente; dos.
.
Ciertamente interesante !
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Mark, muy amable.
EliminarUn abrazo
Primitivo
Lo que no acaba de contar la historia, amigo Primitivo, es que todos aquellos libros privados de sus palabras (o lo que quedaba de ellos) se convirtieron en palomas y por ahí andan todavía dando bandazos; que yo los vi pasar una vez que volaban bajo al cruzar por un collado.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte de tu amigo Miguel.
Tienes razón, amigo Miguel, hoy mismo he descubierto entre el cristal de la ventana y la persiana una pareja de palomas que quién me dice a mí que no son libros desprovistos de palabras, y fíjate, son capaces, de persistir en su habitáculo, de tener cría, gracias, amigo Miguel, encantado de reconocer en ti el ingenio de siempre, un abrazo de Primitivo.
EliminarPerdón, sólo estoy probando... probando... probando...
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ResponderEliminarSigo probando... probando... probando...
Se acerca la Navidad... y pruebo... y pruebo, pero Primitivo... no se deja probar.
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